martes, 7 de octubre de 2014

Hola.

Han pasado muchos meses ya de esto. Yo creía haber olvidado porqué escribía. Yo escribía desde muy pequeña porque si había algo que me causaba dolor, lo podía desahogar acá. Escribía porque escribir me llenaba los huecos que con otras cosas no podía llenar, porque casi siempre estuve sola. Han pasado muchos años ya, por un tiempo perdí la costumbre. Solía redactar muy bien, tenia mucha inspiración, escribía frases y cosas tristemente hermosas. Hoy me encuentro nublada después de tanto tiempo creído de sol, sin escribir; se vé que no sentía los mismos dolores.
En fin, no viene al caso. Este es como el diario intimo no tan intimo.

Hoy vuelvo porque eso también ha vuelto y sigo creciendo, sigo aprendiendo que la vida no es solo ver: hay mucho para tocar, mucho para sentir, para escuchar. Y las cosas tristes de la vida en el fondo para algo sirven, aunque a veces exageremos. Aún sigo dando mucho y recibiendo poco como cuando empecé este blog. Y tenía sólo trece años, o tal vez doce,  y ya podía identificar bien que cosas me dolían y que no. Ya corría atrás de lo que quería. (Lo hice y me tuve que volver porque me dijo "no puedo ver a nadie llorar" Tengo mucha memoria, y fue hace cinco años.)  Que vieja me siento. Me siento dura. Será que no puedo no dejarme llevar por dos caricias. Por dos besos.

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